El Efecto Pigmalión o profecía autocumplida, es un fenómeno psicológico que hace referencia a las expectativas o creencias que una persona tiene sobre otra y como éstas condicionan su comportamiento. Esto significa que, si alguien tiene unas buenas expectativas sobre alguien, esto fomentará su motivación para alcanzar los objetivos que se proponga. Por el contrario, si estas expectativas son negativas, se puede desarrollar una imagen negativa de sí mismo y sus capacidades. Así, el efecto Pigmalión puede tener un impacto significativo en el desarrollo cognitivo, emocional y social de las personas, especialmente durante la infancia.
En las etapas más tempranas del desarrollo son los padres y familiares, así como profesores, los referentes adultos que tienen para su desarrollo socioemocional y educativo. Por lo que las expectativas que ellos puedan tener con respecto a su inteligencia emocional o académica pueden condicionar su rendimiento y el desarrollo de su autoestima y autoconcepto.
En relación con las expectativas y de la mano del efecto Pigmalión, están las expectativas que el propio individuo tiene de sí mismo, sin depender de los demás. Estas creencias que se tienen de uno mismo son las que determinan el éxito para alcanzar aquello que se proponga, se conoce como Efecto Galatea.
A continuación, nuestra psicóloga especialista en terapia infantil Lucía Ferrer, nos explica detalladamente ambos efectos y su repercusión en el desarrollo de los niños.
¿Cómo influye las expectativas de los padres en sus hijos?
Los padres de manera más o menos consciente generan unas expectativas sobre sus hijos que a veces manifiestan de manera explícita o implícita pero que tienen una consecuencia directa en el desarrollo de sus hijos.
Si los padres muestran confianza en la capacidad de logro de sus hijos (siempre ajustados a sus posibilidades reales) destacando sus talentos, potencialidades y viendo en los errores oportunidades de aprendizaje y valorando el esfuerzo, se potenciarán los vínculos afectivos. La construcción y desarrollo de estas relaciones entre padres e hijos están asociadas a una mayor confianza en sí mismos y mejor autoestima.
Un efecto Pigmalión positivo, es decir, unas expectativas realistas y positivas en los hijos hará que desarrollen un efecto Galatea en el que las creencias en si mismos se basen en la seguridad y la capacidad de logro, cuyo objetivo final es el éxito personal.
7 Pautas para fomentar un efecto Pigmalión y Galatea positivo en los hijos
- Destacar sus potencialidades y valorar el esfuerzo de aquellas cosas que le suponen mayor dificultad prestando mayor atención a sus avances y mejoras.
- No juzgar ni criticar por los fallos o errores cometidos.
- Facilitar una buena comunicación basada en la confianza, la escucha activa y la comprensión.
- Prestar atención a aquello que realmente les interesa, sus inquietudes y preferencias.
- Ayudar a los hijos a entender y regular sus emociones.
- Evitar el uso de etiquetas y comparaciones especialmente en las que salen perjudicados.
- Incentivar la motivación hacia la búsqueda de nuevas oportunidades de logro, a intentar, a probar, a equivocarse y aprender algo nuevo.
Si te preocupa las relaciones con tu hijo y como esto puede afectar a su autoestima, en Nuevamente Psicólogos Málaga contamos con especialistas en infancia y terapia de familia que pueden ayudarte de manera integral a establecer pautas que mejoren las relaciones paternofiliales y mejorar el autoconcepto y desarrollo de una buena autoestima en el menor.