Es frecuente que en el día a día aparezcan emociones como la ira o el enfado. Sentirse así no es algo malo, es humano. Sin embargo, la situación puede complicarse cuando la ira domina a la persona, explota y manifiesta comportamientos agresivos verbales o, incluso, físicos. Nuestra psicóloga, Ana Claudia Alda, nos explica cómo pueden abordarse este tipo de situaciones y mejorar nuestro autocontrol.
¿Qué es la ira?
Antes de centrarse en el control de la ira, es adecuado conocer y comprender qué es. La ira se trata de una emoción que aparece ante situaciones en las que percibimos alguna amenaza o algún obstáculo para conseguir nuestros objetivos. Su función es preparar al cuerpo para defenderse o atacar. Por este motivo, se experimentan sensaciones físicas como aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular, aceleración de la respiración o enrojecimiento.
Pero la emoción no sólo se evidencia en su respuesta física, también tiene aspectos cognitivos y comportamentales. A nivel cognitivo, aparecen pensamientos que valoran la situación como injusta, de abuso o como faltas de respeto. Son frecuentes pensamientos como “No puede estar pasando esto”, “No debo tolerar que me traten así”, “Siempre me tiene que pasar algo” o “Esto no puede quedarse así, es injusto”. Además, estos pensamientos rondan la cabeza de la persona una y otra vez, teniendo como consecuencia un aumento de la intensidad de la emoción. En cuanto al comportamiento, la persona pone en marcha estrategias para afrontar la situación que ha desencadenado la emoción. Entre estas estrategias aparece el impulso agresivo. Sin embargo, no es la única forma de gestionar la emoción y este será el objetivo del tratamiento para el control de la ira.

¿Cómo se puede desarrollar más control sobre la ira y la agresividad?
En primer lugar, hay que aclarar que la ira es una emoción básica que aparecerá a lo largo de nuestra vida, no podemos intentar eliminarla. El trabajo se centrará en qué hacer cuando aparezca la ira para que no desencadene situaciones y conductas agresivas. Así, Ana Claudia Alda nos recomienda lo siguiente:
- Acepta y valida la ira como algo normal y adaptativo que causa mucho malestar. Aunque no nos guste experimentarla, no debemos centrarnos en ella y en eliminarla, si no en afrontar la situación.
- Observa y atiende a la emoción de ira, te ayudará a conocer cuál es el motivo de tu enfado. Si sabemos qué nos ha desencadenado esa emoción, podremos abordar la situación de una forma efectiva.
- Realiza técnicas de relajación. Practicar este tipo de técnicas facilita la gestión de los síntomas y sensaciones físicas que se experimentan. Ayudará a disminuir el ritmo cardíaco y la tensión muscular. Además, al centrarnos en la respiración, le quitamos atención a aquellos pensamientos que aumentan la intensidad de la ira.
- Comunícate. Muchas situaciones de las que desencadenan la ira son interpersonales, es decir, incumben a otras personas. Piensa qué quieres decir, lo que te ha enfadado y piensa cómo decirlo. Ten en cuenta que hay que expresar lo que TÚ has sentido. Así que el punto 2 de esta lista quizás te ayude. Utilizar un lenguaje centrado en el “yo” te ayudará a realizar una comunicación que resulte útil (“yo he sentido…”, “he tenido la sensación”, “pienso que…”, etc.) a alejarte de una respuesta verbal agresiva.
- Tómate tu tiempo y distánciate. No siempre hay que abordar la situación en ese mismo momento, especialmente cuando se sabe que si actuamos en el momento tendremos el tipo de conductas que tratamos cambiar. Tomarse un tiempo y distanciarse de la situación no es sinónimo de no afrontarla y pasarla por alto. En ese tiempo y distancia, podrás poner en marcha técnicas de relajación y pensar en cómo vas a comunicar y abordar la situación.
- Acude a terapia psicológica. Si por ti mismo observas que este tipo de situaciones te superan y que es la ira la que te controla a ti, no dudes en pedir ayuda profesional. En terapia podrás trabajar en la gestión de la ira de una manera calmada y tranquila, en un contexto y espacio de seguridad.
En Nuevamente Psicólogos te ofrecemos ese espacio en el que trabajar el autocontrol de la ira con psicólogos especialistas en Málaga que cuentan con experiencia en este tipo de tratamientos. Si notas que la ira cada vez interfiere más en tu día a día y que te genera problemas en las diferentes áreas de tu vida (pareja, familia, trabajo, …), la terapia psicológica es la solución.