El Bullying o Acoso escolar es una forma de violencia que supone el maltrato reiterado hacia un menor en el contexto escolar cuyo acoso se puede producir de manera física, psicológica, social o a través de internet. En estos casos aparece una desigualdad entre víctima y agresor, bien por las características propias de cada uno o porque el agresor actúa de forma grupal.
Nuestra psicóloga especialista Lucía Ferrer nos ayuda a comprender mejor los efectos que puede generar el bullying, qué tipo de herramientas existen para frenarlo y en qué debemos prestar atención para darnos cuenta lo antes posible. Para empezar, nuestra psicóloga nos informa que las consecuencias a corto plazo para el que lo sufre pueden ser desde daños físicos, pérdidas o daños materiales en el momento del acoso, al desarrollo de una baja autoestima, problemas emocionales, como ansiedad y sintomatología depresiva, o alteraciones del sueño. En los casos más complejos, el menor puede llegar a autolesionarse, tener ideación suicida o llegar al suicidio consumado.
Estas situaciones en las etapas de desarrollo en la infancia y adolescencia tienen una importante repercusión en la edad adulta. Si esos procesos traumáticos, caracterizados por el miedo, angustia, tristeza e inseguridades que se manifiestan, no son superados y tratados con éxito tendrán consecuencias en el desarrollo de su personalidad adulta. Esto supone presentar dificultades en habilidades sociales, problemas internalizantes como ansiedad, depresión, retraimiento social o somatizaciones, así como, bajo nivel de confianza en sí mismos y hacia los demás.
Prevención
En la sociedad se genera una sensación de indefensión y especialmente en los padres, que ven que no pueden evitar que estás situaciones sucedan. La prevención va orientada al desarrollo de estrategias protectoras con las que sepan gestionar una situación de acoso en caso de que se presente y si no pueden por ellos mismos, poder pedir ayuda sin miedo. Algunas de estas estrategias son:
- La enseñanza de valores y derechos asertivos
- Generar un buen ambiente de comunicación entre padres e hijos
- Desarrollar la resiliencia como medida de protección
- Fomentar su autoestima
- Desarrollar en los menores la empatía
Señales de alarma
Cuando las medidas preventivas no han sido llevadas a cabo o han llegado tarde puede aparecer una situación de acoso escolar. En este caso es importante estar atento a las señales antes de que esta situación se alargue en el tiempo y pueda suponer mayores problemas a la víctima y poder tomar medidas con los agresores.
1. Cambios de humor
Se trata de una situación que no pueden controlar, no disponen de las herramientas para superar y gestionar de manera apropiada a lo que se deben enfrentar a diario. Esto les genera mucha frustración e impotencia, por qué ellos, por qué tienen tan mala suerte, llegando a dudar de sí mismos, de su valía, e incluso llegando a sentirse culpables y avergonzados. Esto les supone estar más irascibles e irritables.
2. Aislamiento
Evitan situaciones sociales después de las clases, no quieren relacionarse con sus iguales e incluso, no relacionarse en casa con la familia pasando mucho tiempo en su habitación.
3. Cambios en sus rutinas
Pueden llegar a tener trastornos del sueño, cambios en los hábitos alimentarios con pérdida de apetito o atracones, o dejar de mostrar interés o motivación por actividades que antes les gustaban.
4. Rechazo escolar
Cuándo se palpa fobia escolar, mostrando una negativa explícita a asistir a clase, estando malhumorados o tristes por tener que ir.
5. Bajo rendimiento escolar
Como resultado de esta situación de indefensión y las emociones negativas que generan, se puede producir una afectación a nivel cognitivo con dificultades de concentración, atención o memoria. Esto supone olvidos de tareas, entregas de trabajos, dificultades para estudiar y como consecuencia unas calificaciones inferiores a las habituales.
6. Síntomas psicosomáticos
Pueden aparecer dolores de cabeza, dolencias gastrointestinales, vómitos y otras molestias físicas, que se descarta que sean debidos a causas médicas. Estas, además, se agudizan la noche antes o previamente a ir a clase.
7. Evidencias físicas
Cuando el acoso es de tipo físico con agresiones, pueden aparecer rasguños, moratones u otras lesiones a las que no dan una explicación clara o con sentido de su origen, así como ver dañados su material escolar o vestimenta.
En el Gabinete de Psicología de Málaga podemos ayudarte a valorar que puede haber originado esta situación y que causas la están agravando, además de ponerle freno y buscar soluciones para que la persona afectada lo pueda superar.