Cada uno tenemos un tipo de apego, esto es, un vínculo que se crea entre dos personas, por el que nos relacionamos afectivamente. Este tipo de relación (patrón de apego) que comienza poco después del nacimiento (según el psicoanalista Jonh Bowlby) pero que se crea con el cuidador principal a partir de los ocho meses de vida, nos irá guiando en las siguientes relaciones emocionales que establezcamos durante nuestra vida con parejas románticas, y también las posteriores con familiares, amigos y compañeros.
Si este tipo de vinculación no es la más apropiada, podemos sufrir mucho a lo largo de nuestra vida. Por ello, es positivo poder modificar esta tendencia y relacionarnos desde la confianza, tarea difícil e incómoda, ya que supone un importante trabajo personal, que se apoya de terapia psicológica. Nuestra psicóloga experta Lola Sánchez te explica más sobre ello.
Estilos de apego
- Apego seguro
- Apego inseguro evitativo
- Apego inseguro ambivalente
- Apego desorganizado
Cómo cambiar el estilo de apego que aprendimos en nuestra infancia.
El apego seguro será el que nos proporcionara felicidad y éxito en nuestras relaciones. Lo cierto es que trabajar el apego es de lo más complicado, por lo interiorizado y arraigado que se encuentra, ya que es el que nos crea una primera imagen de lo que nos rodea.
El estilo de apego que adquirimos es la manera que tenemos de relacionarnos con aquellos a quienes queremos, salvo que después aprendamos otros patrones. Como reforzador además actúa lo que llamamos “profecía autocumplida”, que hace que pongamos el foco de atención y filtremos las pruebas que confirmen la hipótesis de que nos movemos en un mundo inseguro. Además, mostraremos desconfianza que provocará que los demás precisamente desconfíen de nosotros o nos ataquen más por identificarnos como víctima fácil.
Será con las primeras relaciones entre iguales, compañeros de colegio, parejas, cuando se pueda cambiar la imagen que tenemos de unión, nuevas relaciones que nos demuestren que las relaciones y vínculos con los demás no es como anticipábamos o esperábamos.
Por ello, sí podremos cambiar el tipo de apego. No estamos condenados a repetir nuestro patrón primario de por vida, en la edad adulta somos nosotros los responsables de las relaciones que establecemos, del análisis que de ellas hagamos y de realizar los cambios que queramos que se produzcan, con perserverancia, trabajo personal y ciertas pautas, avanzando hacia una mayor confianza, seguridad y bienestar. Hay ciertas herramientas que nos servirán de ayuda en el proceso de cambio:
Desde el apego evitativo
Si tienes un apego evitativo, tu reto es permitirte crear intimidad emocional y empezar a confiar. Sigue las siguientes pautas:
- Sanar las heridas infantiles, comprendiendo el origen de este apego evitativo. Se produce la huida de intimidad por el miedo al rechazo. Hay que tomar conciencia de que éste no tiene por qué ocurrir de nuevo,y si así fuera, se tienen los recursos ahora de adultos para saber afrontarlo.
- Mostrarse vulnerable y aprende a expresar emociones sin ocultarse. Abre poco a poco tu interior y expresa lo que necesitas y deseas de manera asertiva.
- Gestionar la inseguridad con alguna herramienta que ayude a vincularse emocionalmente con otros. Si tienes el impulso de huir, usar la respiración diafragmática te permitirá de forma sencilla volver a tu centro.
- Dejar de evitar, esos muros no protegen, sino que aislan y no dejan avanzar. Ve dando pasos que te ayuden a salir de tu zona de confort. Piensa qué situaciones evitas, por ejemplo, conversaciones sobre sentimientos o compromiso en relaciones y permítete irlas afrontando.
Desde el apego ambivalente
Superar la dependencia emocional, es el reto a superar si tienes un apego ambivalente, dejar de buscar el amor y la presencia de las otras personas de forma desesperada. Para ello:
- Importante cuidar el diálogo interno y las interpretaciones que se hacen sobre la conducta de los demás. Deja de estar alerta y procura ajustar tus pensamientos, sin dejarte llevar por la preocupación y culpa ante cualquier cambio en el comportamiento de los demás.
- Es fundamental reforzar autoestima, amor propio. Comienza a darte lo que anhelas en los demás, esto es, aceptación, apoyo, consuelo, amor incondicional. Ocúpate de ti, de tus necesidades, priorízate y mejora la relación contigo mismo.
- Entender que las actitudes en este apego surgen de la sensación de confusión de un niño herido, no aceptado y carente de afecto. Por eso hoy necesitas buscar constantemente la seguridad de que los demás están ahí y te quieren. Recuerda que siendo adulto no dependes de nadie para sobrevivir.
- Recomendable ampliar círculo social con personas enriquecedoras. Nutrirte de esto hará que no cargues todas las expectativas en tu pareja.
Desde el apego desorganizado
En este caso, seguramente habrá que trabajar en las dos vertientes anteriores. Al surgir de un trauma trauma complejo de la infancia, para sanar este pasado, vincularse de forma más sana, gestionar los disparadores de ansiedad, lo mejor es buscar apoyo profesional.
No dudes en consultarnos más sobre todo con lo que te sientes identificado y empezar tu proceso de cambio y desarrollo personal. Contacta con la experta psicóloga Lola Sánchez en nuestro Gabinete de Nuevamente Psicólogos Málaga