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¿Es hambre o ansiedad? Claves para diferenciar el apetito emocional

Recurrir a la comida para aliviar nuestro malestar emocional es una estrategia de regulación emocional muy frecuente, que puede acarrear serios problemas de salud física y mental. ¿Por  qué sucede? En este artículo del blog de Nuevamente Psicólogos, nuestra terapeuta especialista, Ana Romero, abordará el problema del apetito emocional.

Apetito emocional

Según nuestra terapeuta, Ana Romero, el apetito emocional representa una estrategia de afrontamiento que la persona pone en marcha para afrontar emociones negativas como la tristeza, la ansiedad, el estrés o la soledad.

Es decir, cuando una persona se siente mal emocionalmente, pone en marcha sus propias estrategias de regulación emocional para afrontar la situación. En este momento, algunas personas optan por llamar a alguien para desahogarse, hacer deporte para liberar emociones, escribir lo que les sucede, etc. Cualquiera de estos ejemplos representan herramientas de afrontamiento o regulación emocional, pero en este caso, se trataría de herramientas adaptativas, es decir, que son útiles, favorecen la adaptación de la persona a la situación y, además, su uso no tiene consecuencias negativas para la persona. Sin embargo, cuando la persona recurre a la comida para aliviar su malestar emocional (apetito emocional), está utilizando una herramienta de regulación emocional desadaptativa y con consecuencias negativas para su salud.

Podríamos hablar de apetito emocional en los siguientes ejemplos cotidianos: comer chocolate y dulces después de una ruptura sentimental, chucherías durante las horas de estudio en la época de exámenes o pedir comida basura como premio a un duro día de trabajo.

¿Cuáles son las consecuencias de una alimentación emocional?

Cuando el apetito emocional aparece de forma aislada en momentos puntuales de nuestra vida, no representa mayor problema. Sin embargo, cuando la comida representa la principal herramienta de regulación emocional para nosotros, entonces se instaura una alimentación emocional, es decir, necesitaremos recurrir a la comida continuamente para regular la mayoría de las emociones de nuestro día a día, generando graves consecuencias sobre nuestra salud.

Las consecuencias sobre nuestra salud física podrían ser aumento de peso, que podría desembocar en problemas de obesidad. Por otro lado, las consecuencias sobre la salud mental podrían ser el desarrollo o agravamiento de trastornos de la conducta alimentaria como anorexia, bulimia o trastorno por atracón.

5 Diferencias entre el apetito emocional y el fisiológico

Nuestra terapeuta expone algunas claves para diferenciar si realmente tienes hambre o estás recurriendo a la comida como estrategia de regulación emocional.

Apetito emocional

Apetito fisiológico

Aparece de forma repentina

Aparece de forma progresiva

Urgencia

Puede esperar

Deseo de ingerir alimentos poco saludables

Flexibilidad de alimentos

No aparece señal de saciedad

Señal de saciedad

Aparece la culpa o la vergüenza después de comer

No aparecen emociones negativas después de comer

Si tienes dificultades para diferenciar ambos tipos de apetito, o te sientes desbordado cuando tienes que afrontar una situación, te recomendamos que busques ayuda profesional. En Nuevamente Psicólogos Málaga contamos con un equipo de psicólogos que te enseñarán a regular tus emociones de forma sana y adaptativa.

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